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El Museo del Louvre es una de las visitas obligadas de París por la historia, la belleza y la importancia de sus colecciones artísticas. Después de una visita cultural, puede detenerse en el subsuelo en el Carrusel del Louvre para hacer alguna compra o comer tranquilamente…
Considerado el museo más grande del mundo por su superficie, con más de 200 000 m2, el Louvre también es el museo más visitado del mundo, con más de 9 millones de visitantes al año.
Su rica colección de obras de arte se extiende desde la Antigüedad hasta 1848, con 8 departamentos diferentes, entre los que se cuentan la sección de Arte Islámico, la de Antigüedades Romanas y la del Antiguo Egipto, cuya colección fue confiada principalmente a Champollion, que fue el primero en descifrar los jeroglíficos y cuya labor se vio reconocida por el Obelisco de la Concordia que el rey de Egipto obsequió a Francia en 1831.
El museo es tan grande que resulta difícil visitarlo entero en un día. Para evitar las largas colas de espera, es preferible acudir durante las visitas nocturnas, que además permiten disfrutar de las magníficas vistas de los edificios iluminados y de la Pirámide de cristal del arquitecto Pei cuando cae la noche.
Entre las obras del museo imprescindibles se encuentra el objeto artístico más visitado del mundo, adquirido por el rey Luis XVIII: La Gioconda de Leonardo Da Vinci, famosa por su enigmática sonrisa. Otra obra tan popular como impresionante es la antigua escultura griega de La Victoria de Samotracia, de más de 5 metros de altura. Por último, la Venus de Milo atrae a multitudes por la delicadeza de sus rasgos.
Situado en la calle de Rivoli, debajo del jardín del Carrusel, el Carrusel del Louvre es un espacio enorme próximo al Hotel de la Place du Louvre y al Museo del Louvre.
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